El cordero es la columna vertebral de la cocina uzbeka

En el transcurso de la vida humana, el metabolismo tiene lugar constantemente en el cuerpo. Se asocia a la construcción de nuevas células y a la sustitución de las antiguas. Se ha establecido la relación entre las vitaminas y los procesos de digestión de los nutrientes, así como el desempeño de sus funciones por los órganos humanos más importantes. En otras palabras, las vitaminas participan activamente en la regulación de las funciones más importantes del organismo.

Las vitaminas B (B1, B2, B6) promueven la transformación de las proteínas en hidratos de carbono en el cuerpo, y de los hidratos de carbono en grasas, tienen un efecto favorable sobre la función secretora del estómago y los órganos circulatorios. El trigo sarraceno, los guisantes, el pan de grano grueso, el hígado y, por supuesto, la carne de cordero son especialmente ricos en estas vitaminas.

La carne de cordero es muy sabrosa y saludable, y su grasa aporta mucho. El color del cordero es rojo oscuro, sus fibras son finas y se cocinan rápidamente. La grasa de cordero contiene muchos ácidos grasos marginales con un punto de fusión más alto. Por ello, las verduras y la carne se suelen freír en grasa de cola de oveja, añadiendo sal y cebolla pelada. Esto mejora el sabor, el aroma y la digestibilidad.

El cordero se utiliza tanto en los platos cotidianos como en los festivos. Por ejemplo, hay varias sopas para los primeros platos: Kovurma shurva - sopa con carne frita, Kalla shurva - caldo con cabeza y patas de oveja, Kaynatma shurva - caldo de carne con verduras, Ok shurva - caldo de carne con cebolla, Mastava - sopa de arroz.

Para los segundos platos: kazan-kabob - guiso de carne con patatas y cebollas en un caldero; dumba-jigar kabob - brocheta de hígado y grasa de tocino; charvi kabob - brocheta envuelta en película grasienta; chuchvara - albóndigas; manty con grasa de cerdo. El cordero y la dumba también se añaden al samsa, a los aperitivos fríos y a todas las variantes posibles del pilaf.

El caldo de cordero bien cocinado o el pilaf pueden ayudar a saciar rápidamente y dar más energía al cuerpo. Después de una comida copiosa se acostumbra a beber té verde caliente con limón, que es ideal para la digestión ligera de las comidas pesadas.

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