El lujo de las alfombras de seda de Uzbekistán

Los principales centros de producción de alfombras de seda son la antigua ciudad de Margilan, en la provincia de Fergana, y la majestuosa Bujara.

Para la extracción de hilos de seda, se crían orugas de gusanos de seda de morera. Tras aparearse con un macho, la hembra pone huevos, cuyo número puede alcanzar los 800. Luego muere, y una semana después las orugas salen de los huevos y se colocan en recipientes especiales con hojas de morera. Durante un periodo de 30 días, las orugas devoran con avidez las hojas y crecen hasta alcanzar un tamaño de 3 cm. Al final de su vida activa y bien alimentada, las orugas dejan de comer y comienzan a pupar. Para ello, segregan una sustancia especial que se endurece en contacto con el aire. Así, poco a poco, la oruga comienza a girar sobre sí misma, creando así un capullo continuo.

Para evitar que las pupas estropeen el capullo, se colocan en agua caliente y mueren. A continuación se retiran las pupas muertas de los capullos y se vuelven a hervir los capullos en agua caliente. Los capullos se desenrollan gradualmente y se enrollan en una bobina especial. El hilo de un capullo llega a medir hasta un kilómetro de largo. Para que sea suave y blanca como la nieve, se vuelve a tratar térmicamente.

Los capullos que no se pueden desenrollar ya se desmontan a mano y se agrupan en manojos, enrollándolos en grandes bobinas para la posterior fabricación de alfombras. Tejer alfombras es un proceso muy complejo y nada rápido. Dependiendo del tamaño y el número de nudos, una sola alfombra puede tardar entre uno y tres años en estar terminada. El diseñador piensa y diseña el patrón de antemano, creando una especie de "hoja de ruta" para el tejedor. Cada ornamento y patrón suele tener su propio significado y significación sagrada.

Los hilos de seda se tiñen únicamente con tintes naturales procedentes de semillas y plantas. El hilo y la materia prima se entregan a los maestros tejedores de alfombras, que comienzan a tejer a mano en un sencillo telar. La costurera consigue hacer 1 cm de alfombra en un día.
Utilizando las tradiciones artesanales nacionales, obtenemos un producto de calidad que sorprende por su colorido, sus brillantes dibujos y su sorprendente durabilidad. Hay que tocar una alfombra así para comprender la belleza de la seda uzbeka!

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