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La leyenda del pilaf

Se cree que un huésped que haya estado en Uzbekistán y no haya probado el auténtico pilaf uzbeko no conoce la esencia de la cultura y la hospitalidad uzbekas. Quizás simplemente no ha llegado todavía.

El pilov uzbeko es el plato de los verdaderos gourmets y conocedores de la cocina oriental. Hay más de 100 recetas de plov en el mundo, y en Uzbekistán es especial. Cada región de Uzbekistán puede presumir de tener su propia receta de plov. Pero poca gente conoce la historia del plov en Uzbekistán.

Existe una antigua leyenda sobre el origen de la palabra "Palov Osh" que está relacionada con el nombre del gran Avicena. En realidad, PALOV OSH es una abreviatura formada por las letras mayúsculas de los ingredientes del plato: P-Piyoz - cebollas, A-Ayoz - zanahorias, L-Lahm - carne, O-olio - aceite, V- vet - sal.

Una vez, el hijo de un gobernante de Bujara conoció a una hermosa joven de una familia pobre. Debido a la desigualdad de clases, su matrimonio es imposible. Sufriendo por un amor infeliz, el príncipe se debilita y pierde el interés por la vida y la comida. Su padre llama entonces a un famoso curandero, Abu Ali Ibn Sina (Avicena), y le pide que averigüe la causa de la afección y cure al joven heredero. Tras un examen, Ibn Sina se da cuenta de que la enfermedad del joven fue causada por un amor infeliz. Ibn Sina le dice al gobernante que hay dos maneras de devolverle la vida a su hijo: la primera es casarlo, o la segunda es alimentarlo con una bebida muy calórica llamada "Palov Osh", hecha con siete ingredientes. Cuando Avicena alimentó al príncipe con este plato, vio que su paciente sentía una repentina explosión de energía. A partir de entonces, el plato Palov osh se hizo popular y pasó de ser un remedio medicinal a ser un elemento habitual de las grandes fiestas y celebraciones.

Hay un viejo proverbio oriental: "El buen pilau necesita fuego caliente, caldero con arroz y carne y... amor". Además hay algunas peculiaridades. Por ejemplo, la carne debe lavarse sólo en agua corriente, y el arroz recocinado en un cuenco, frotándolo ligeramente entre las palmas. Se vierte el aceite en el caldero cuando está bien calentado, después se reduce el fuego y se introduce la carne, las cebollas, las zanahorias y las especias - zirvak en el caldero. Cuando el zirvak está listo, se vierte el arroz en el caldero. El pilaw se vuelve muy sabroso en el fuego.

En Uzbekistán, el pilov se ha convertido desde hace tiempo en un ritual indispensable de las celebraciones familiares, ya sea el nacimiento de un hijo, una boda, un funeral o el regreso de una persona de la peregrinación al gran Hajj.

De hecho, el pilaf une a las personas, fortalece las relaciones, da vida, favorece la salud y la inmunidad; no en vano el propio Avicena lo recomendaba.

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