No es ningún secreto que Uzbekistán atrae por su rico patrimonio cultural e histórico, su arquitectura y su arte únicos. Los antiguos monumentos históricos de Tashkent, Samarcanda, Bujara, Shakhrisabz, Jiva, Urgench, Termez y Karakalpakstan son los principales pilares del turismo histórico y cognitivo en Uzbekistán.
Sabía que nuestro país alberga más de 7.000 sitios del patrimonio cultural, muchos de los cuales figuran en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO? Los centros históricos de Samarcanda, Bujara, Shahrisabz y Jiva son la prueba del enorme potencial de Uzbekistán en el mercado turístico mundial.
Un recorrido por las antiguas ciudades de nuestro país, que atraen con su arquitectura única, monumentos del patrimonio cultural, antiguas tiendas y talleres de artesanos, dejará sin duda una impresión brillante e inolvidable en cada viajero.
Una de las mejores maneras de entrar en contacto con la historia centenaria de Uzbekistán y descubrir una nueva cultura es visitar varios museos repartidos por el país.
En nuestro país hay más de 400 museos diferentes, de los cuales 155 son estatales. Su principal objetivo es la historia, la historia local, las bellas artes y las artes aplicadas, y las casas-museo conmemorativas de destacadas figuras culturales y artísticas.
Los museos más grandes e importantes del país son: Museo Estatal de Historia de Uzbekistán, Museo Estatal de Artes de Uzbekistán, Museo Estatal de Historia Timurid, Museo Estatal de Artes Aplicadas de Uzbekistán, Museo Estatal de Artes de la República de Karakalpakstán que lleva el nombre de I.V. Savitsky, Museo Estatal de la Naturaleza de Uzbekistán y otros.
El turismo histórico ha ido ganando cada vez más popularidad en los últimos tiempos. El tiempo avanza rápidamente y cuanto más rápido se desarrolla la tecnología moderna, más se quiere volver a sus raíces históricas.
El turismo histórico en Uzbekistán no necesita ninguna presentación especial, ya que al viajar por este país, se encontrará con una rica historia sin hacer ningún esfuerzo. Cada calle, cada rincón remoto, desde el punto más oriental de Uzbekistán, la región de Andiyán, hasta el más occidental, las vastas tierras de Karakalpakstán, está saturado de historia.
Las primeras huellas del hombre en el territorio de Uzbekistán comenzaron a aparecer en la antigüedad, en el Paleolítico inferior. En las montañas de Baysuntau, en la región de Surjandaria, se pueden ver yacimientos primitivos, petroglifos y numerosas huellas de pueblos antiguos. Por ejemplo, en la cueva de Teshik-Tash se encontró el cráneo de un niño neandertal. En la cueva de Angilyak, en la provincia de Kashkadar, se encontró otro esqueleto neandertal y en la cueva de Amankutan se descubrió un yacimiento de pueblos primitivos. Además, los primeros rastros de vida humana se encontraron en el desierto de Kyzylkum y en la meseta de Ustyurt.
En el desfiladero de Sarmyshsai, a 45 km de la ciudad de Navoi, se pueden ver cientos de antiguos petroglifos que se remontan a la Edad de Bronce. Los petroglifos de Sarmyshsai son una galería de dibujos rupestres de gran valor cultural e histórico para el mundo.
También en el territorio de Uzbekistán hay numerosos monumentos arqueológicos y vestigios de ciudades antaño prósperas, del período de la antigüedad de Asia Central y de estados como Sogd, Corasmia, Bactria, Chach y Dayuan. En la actualidad, se pueden visitar sitios de asentamientos antiguos como Ayratam, Afrasiab, Akhsikent, Ayaz-Kala, Varakhsha, Yerkurgan, Paikend, Toprak-kala, Dalverzintepa, Khalchayan y otros.
Los monumentos del periodo kushan, cuando el budismo estaba muy extendido en el Uzbekistán moderno, merecen una atención especial. Los museos al aire libre y los templos budistas de la provincia de Surjandaria están abiertos a los visitantes: Fayaztepa, Zurmala, Karatepa y Kampyrtepa.
Durante la prosperidad de la Gran Ruta de la Seda se desarrollaron las mayores ciudades y se conservan cientos de monumentos arquitectónicos de diferentes épocas. Algunas ciudades sobrevivieron a las campañas de grandes comandantes, como Alejandro Magno y Gengis Khan. Tras las destrucciones de los gobernantes mongoles, las ciudades se recuperaron durante el reinado del Emir Timur y otros miembros de la dinastía Timúrida.
Las perlas de Asia Central, como Samarcanda, Bujara, Termez, Shahrisabz y Karshi, tienen la misma edad que Grecia y Roma. Han conservado su aspecto tradicional, siguen decorando, como hace unos siglos, las majestuosas madrazas y minaretes, las fortalezas de defensa y las cúpulas azules de las magníficas mezquitas. Los visitantes europeos, que viajaban miles de kilómetros en caravana, se maravillaban ante el lujo indescriptible de las ciudades centroasiáticas. Marco Polo, Ibn Battuta y Rui Gonzalis de Clavijo quedaron fascinados por los monumentos arquitectónicos, los bazares orientales, la alta cultura y la tecnología desconocida.
Después de la dinastía timúrida, las ciudades siguieron desarrollándose. La época de los tres kanatos proporcionó a Uzbekistán complejos y palacios de increíble belleza: "Tash-Khauli" y el Palacio Nurullabai en Jiva, Sitorai Mokhi Khosa en Bujara, el Palacio Khudoyar-Khan en Kokand, no sé qué más.
En la época soviética se reconstruyeron los centros de las ciudades administrativas. Los grandes edificios del Uzbekistán soviético, los más grandes de Tashkent, permanecen hasta hoy: El Gran Teatro Estatal el nombre de Ali-Shir Nava’i, el Museo Estatal de Historia de Uzbekistán, la Torre de Televisión de Tashkent, el Palacio de la Amistad de los Pueblos, el Campanario de Tashkent y muchos otros monumentos.
Tras obtener la independencia, en Uzbekistán se erigieron los más bellos edificios de la nueva era, y se transformaron avenidas, edificios públicos y parques de cultura y ocio.
Hay que reconocer que los uzbekos lograron conservar numerosas obras maestras del siglo pasado en un estado prácticamente prístino. Actualmente se organizan interesantes visitas y excursiones a las ciudades y monumentos históricos de Uzbekistán. Durante este viaje se sumergirá en el misterioso mundo del pasado, adquirirá conocimientos que no podrá encontrar en ningún otro lugar y, lo más importante, vivirá una experiencia inolvidable que querrá compartir con todo el mundo.
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